domingo, 10 de febrero de 2013

Sonidos confortantes.


Ella vino a casa para navidad. Recuerdo que toco la puerta como toca los corazones, con tanta intensidad. A través de los cristales se veía su silueta, casi celeste. No pude evitar ese dolor que da en el centro del estómago, ese que dicen que te da cuando conoces al amor de una vida. Era como si miles de alas revolotearan en los pulmones, empujando el aire fresco hasta los ojos, es por eso que brillaban tanto.
Ella vino sólo en navidad para darme el abrazo que nunca pudimos darnos, para sentirla tan cerca sabiendo que estaba ya tan lejos, habitando la muerte, muchos años atrás.


No hay comentarios:

Publicar un comentario